La toxina botulínica actúa bloqueando los impulsos nerviosos que producen la contracción muscular, de ahí que su aplicación más conocida en estética sea el tratamiento de las arrugas de expresión.

Por este mecanismo de acción puede utilizarse también para tratar hipertrofias del músculo masetero (el músculo fundamental de la masticación) que pueden provocar bruxismo (chirriar de dientes nocturno) o un abultamiento excesivo en la zona mandibular. El funcionamiento normal del músculo en la masticación no se ve alterado.
¿En qué consiste el tratamiento?
La toxina botulínica se aplica con una aguja muy fina en la zona mandibular. No es un tratamiento doloroso puesto que previamente se aplica una crema anestésica y no deja cicatrices.
Riesgos
Es imprescindible un profundo conocimiento de la anatomía facial para una aplicación segura y un resultado natural.
La aplicación incorrecta puede generar una expresión facial, por ejemplo, en la sonrisa.
Resultados
La toxina botulínica comienza a hacer efecto a los 2-3 días de la aplicación. El músculo va adelgazándose progresivamente desde ese momento. Es frecuente tener que repetir el proceso cada 3-4 meses.

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