La liposucción consiste en la eliminación de los acúmulos de grasa persistentes a pesar de una alimentación equilibrada y actividad física.

En ella se extrae la grasa mediante aspiración de las zonas necesarias. En el caso de los hombres, estos acúmulos son característicos en la zona del abdomen y flancos, los comúnmente denominados “michelines” y “barriga”, y en la papada.
Con esta técnica se consigue moldear la silueta corporal, haciéndola más armónica y contribuyendo junto al ejercicio a definir la musculatura en la zona abdominal.
¿En qué casos está indicada la cirugía?
Los candidatos ideales son aquellos hombres con grasa en la cintura, abdomen o papada y con buena calidad cutánea que permita una buena readaptación de la piel al nuevo contorno corporal. No son buenos candidatos las personas con obesidad o con la piel poco elástica, estriada o flácida, ya que los resultados son peores en estos casos y requerirán asociar técnicas de resección cutánea o tratamientos previos de pérdida de peso o de reafirmación de la piel.
Deberán además pasar unos exámenes preparatorios para comprobar un buen estado general de salud.
La cirugía
Es importante que en la consulta previa a la intervención comunique a las doctoras si fuma o si toma alguna medicación como aspirina o sintrom. Además deberá adquirir una faja que llevará al ingreso para colocársela al terminar la cirugía.
La técnica es igual a la empleada en el caso de las mujeres, con la diferencia de que la grasa masculina tiende a ser algo más fibrosa y difícil de extraer. En contrapartida, la piel suele ser de mayor grosor y calidad consiguiendo una buena retracción y definición de la silueta en edades más avanzadas.
Esta intervención se realiza siempre en quirófano, y en función de la extensión de la liposucción y de las zonas a tratar se puede realizar con anestesia local y sedación, anestesia epidural como en los partos o con anestesia general.
La duración de la cirugía es variable en función de las zonas a tratar, pero suele ser de 1 a 2 horas. Como primer paso de la cirugía se introduce en la zona una solución con suero, anestésico local y adrenalina para disminuir las molestias postoperatorias y la pérdida de sangre durante la cirugía. La grasa se extrae a través de incisiones de 0,5 cm en zonas no visibles o pliegues cutáneos ya existentes de modo que serán prácticamente invisibles. Con una cánula unida a un sistema de aspiración se elimina la grasa hasta obtener la forma corporal deseada. Finalmente se darán puntos en las incisiones y se colocará la prenda de compresión en las zonas tratadas.
Tras la cirugía la zonas tratadas se notarán hinchadas y aparecerán equimosis (moretones) que desaparecerán progresivamente las primeras 2 semanas. En las primeras 24 horas es habitual que restos de la infiltración empleada durante la cirugía mezclada con los propios fluidos corporales drenen a través de las pequeñas incisiones realizadas. Según la duración de la cirugía y la anestesia utilizada este procedimiento puede realizarse de manera ambulatoria, siendo dada de alta el mismo día, o en caso contrario, necesitará ingreso de un día.
Recuperación
Es habitual sentirse cansado y con molestias unos 5 días debido a la pérdida de líquidos. Se pautarán analgésicos según su necesidad y antibiótico una semana para prevenir la infección.
Las primeras semanas es normal verse hinchado y con una silueta poco definida fruto del edema, de los hematomas y de los sueros intravenosos necesarios para la recuperación. Deberá llevar la prenda de compresión durante 1 mes, 24 horas al día, para disminuir en parte este acúmulo de líquidos y para favorecer la retracción de la piel y su adaptación a la nueva silueta. Posteriormente la llevará 2 semanas más durante 12 horas al día. Tan importante o más que la cirugía es ser riguroso a la hora de llevar la faja, ya que de ello depende que el resultado sea óptimo.
A partir de la primera semana será beneficioso el tratamiento mediante drenaje linfático manual para disminuir antes el edema y mejorar la retracción cutánea, evitando la flacidez.
La reincorporación a la actividad habitual podrá hacerse desde la primera semana, siempre teniendo en cuenta que debe llevar la faja y no cargar peso ni realizar esfuerzos. Es recomendable caminar desde el primer día para evitar la formación de trombos en las venas y mejorar la circulación de la sangre. Para poder realizar actividad deportiva deberán haber pasado entre 4 y 6 semanas.
Riesgos
Los riesgos son escasos cuando la cirugía la realizan cirujanos plásticos cualificados y ésta está bien indicada. En casos con grandes cantidades de extracción de grasa en un solo procedimiento estos riesgos aumentan, haciéndose más frecuente la anemia postoperatoria y los defectos estéticos, ondulaciones localizadas y asimetrías.
Es frecuente percibir menos sensibilidad o acorchamiento en las zonas tratadas, en general de manera transitoria, recuperándose en un plazo de pocas semanas.
Pueden producirse cambios de pigmentación en la piel de la zona si ésta es muy fina, que pueden ser permanentes si no la protegemos del sol.
Otras posibles complicaciones, aunque raras, pueden ser infección, hematoma o seroma (acúmulo de líquido localizado). Además, como en todas las intervenciones, existen riesgos asociados a la anestesia que son muy infrecuentes dado que contamos con un equipo de anestesistas con amplia experiencia en este tipo de cirugías.
Siempre teniendo en cuanta que es extremadamente difícil conseguir una simetría perfecta entre ambos lados del cuerpo, podrían producirse asimetrías que requieran realizar algún retoque, en general con anestesia local, siempre después de los 4 meses tras la cirugía como mínimo.
Para minimizar los riesgos se deben seguir cuidadosamente las indicaciones dadas, tanto antes como después de la cirugía.
Resultados
No son inmediatos. La silueta final definitiva se logrará de manera progresiva, comenzando a ver los resultados a partir de la 3ª o 4ª semana y mejorando día a día hasta 4-6 meses tras la intervención. La forma conseguida será definitiva siempre que se mantenga un estilo de vida saludable, alimentándose de manera equilibrada y practicando alguna actividad física durante la semana. En caso de ganar peso, la grasa no volverá a acumularse en las zonas tratadas, engordando de manera más uniforme.
Con esta cirugía se logra mejorar la definición de los músculos abdominales, pero por sí sola no permite lucir un abdomen musculado. Para ello será necesario ejercitarlo de manera específica posteriormente a la intervención para lograr hipertrofiar los músculos y que estos se vean bien delimitados bajo la piel.
Se trata de una intervención con un alto grado de satisfacción entre los pacientes que se someten a ella.


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